Paseo a Cerro del Tesoro. El día que llovieron perros


Lunes 25 de Enero de 2010 Guadalajara, Jalisco. Cronista: Pablo Lecuanda

Íbamos pedaleando por Ramos Millán y Morelos, faltando cinco minutos para las 9:00 p.m. la cita en el lugar de siempre, la plaza frente a la finca que algún día albergó al museo de cera en el cruce de las calles Libertad y Colonias. Cuando llegamos había cerca de veinte ciclistas todos de buen animo, seguro que el motivo principal era el clima que por fin cedía y la temperatura era ideal para el paseo.
Para las 9:10 p.m. ya éramos cerca de cuarenta ciclistas; Oscar dio inicio a la votación para elegir la ruta del lunes con la sugerencia de tomar López Mateos por los carriles centrales y pasos a desnivel pero la votación se dividió con la ruta “teletón” que llega hasta uno de los puntos más altos en la zona metropolitana “El cerro del tesoro”, lo cerrado de la votación se inclinó porque se unieran las dos rutas.
A las 9:13 p.m. se decidió partir a las 9:15 p.m. en punto salimos por Libertad rumbo al oriente hasta la calle 8 de Julio en dirección sur, el grupo ya iba conformado por una punta y el resto un tanto disperso y platicador por cierto jeje.
A la altura de Avenida Alemania subimos a Avenida del federalismo para tomar el paso a desnivel de Avenida Washington rumbo a El Sauz, ya en el interior del paso a desnivel se adelgazo el grupo para tomar el carril derecho y justo después de la ultima curva, tuve la visión de ir pedaleando detrás de una camioneta con la caja llena de gente y un perro pero lo que vi, fue que alguien del grupo había caído y que otros tantos habían parado.




Al llegar vi a una perra Labrador Golden Retriver que aullaba de dolor y miedo, no supe que estaba pasando, estábamos al inicio de la salida, en la rampa y no había nadie más que nosotros y los perros porque escuche que alguien grito ¡los aventaron de arriba! Y al voltear calculé unos ocho metros de altura, decidí subir y al ir subiendo vi al perro que iba decidido a salir de ahí pero caminaba zigzagueando y alcance a notar que su cuerpo había perdido toda estabilidad.


Al acercarme lo acaricié y se detuvo, ya no quiso caminar, después de otro intento llego al final de la rampa pero se echo. Llegaron Ivo y Daniel y lo cargaron en brazos y lo llevaron hasta la banqueta en la calle lateral de donde no se movió y mantuvo una respiración corta y agitada, desde este momento se acerco Margot y lo acompaño mientras seguíamos desconcertados por lo que estaba sucediendo.

No había vecinos, transeúntes alrededor. José Luis inicio la búsqueda de los dueños preguntando en las manzanas próximas, Pilón hizo llamadas buscando ayuda, se le llamó a un veterinario que prometió llegar en veinte minutos, Dante cargó en brazos a la perra que tenía una herida en una de sus patas. El perro iba perdiendo signos vitales poco a poco Margot nunca se despegó del perro accidentado, José Luis regresó y dijo haber encontrado a los dueños pero “Max” el perro había dejado de respirar. Un instante después escuchamos gritos de desesperación, se acercaban dos señoras llorando y lamentándose de cómo “Max y Charlotte” habían brincado el balcón para salir a jugar a la calle. Otro grupo ayudó a Armando Preciado quien tuvo la des fortuna de ser impactado por Max justo en la llanta delantera, lo que ocasionó que perdiera el control para después atropellarlo y caer súbitamente de costado lastimándose la parte baja de la espalda, su bicicleta quedo inservible el rin delantero torcido y el cuadro roto. Lamentablemente no pudo continuar el paseo.
Una vez que Armando pudo tomar un taxi y que los dueños de Max y Charlotte tomaron el control de la desgracia, el grupo decidió continuar el paseo.
A buen paso continuando por Avenida Colon hasta la calle Isla Mexicana, se optó por tomar la calle más pronunciada de acenso al cerro digna para ciclistas de la talla de “Indur
áin o Amstrong” al llegar a la cima pudimos apreciar una espectacular vista de la ciudad. En este punto nos detuvimos a platicar lo ocurrido… que si era una historia underground (por nuestra ubicación bajo tierra), que si había algo más extraño que ver elefantes rosas? Pues si! perros voladores, que por si no fueran suficientes los riesgos a los que se enfrenta un ciclista al pedalear en nuestra ciudad, que ahora será necesario fijarse también volteando hacia arriba para hacer cualquier movimiento etc. etc.… lo que sí fue cierto, que de no ser el grupo que pasó en ese momento por el desnivel la suerte de Max y Charlotte hubiera sido otra.
Descanse en pax Max
El regreso inició después de esta pequeña charla, tomamos Avenida del Tesoro, calle Sierra de Tapalpa con una buena dosis de adrenalina alta velocidad en una calle llena de topes y baches, Avenida 18 de marzo hasta llegar a Avenida López Mateos, donde tomamos muy buen ritmo por el carril central y tomando los pasos a desnivel. Ya saben todo lo que nos gusta: aceleraciones ininterrumpidas, rebases, springs, estrategias por grupo muy divertido. Continuamos hasta la salida por la calle de Hidalgo, donde parte del grupo se fue despidiendo.

Al llegar a la plaza (punto de salida) eran las 11:20 p.m. nos quedamos a platicar como nosotros sabemos en “bolitas” después de practicar uno de los deportes más libres “El ciclismo urbano"

Mapa del Recorrido...

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